lunes, 31 de enero de 2011

Guardia-plus



Hace unos días pasé casualmente por la puerta de Urgencias de un Hospital y capté una conversación privada:


- ¿Y tenemos camas en la cuarta?
- Tampoco.
- Pues en la octava. Que se suspendan los quirófanos de mañana.
- Ya se suspendieron ayer. La única cama del Hospital está en el búnker... Pero el señor de al lado tiene gripe A, tuberculosis y se agita por las noches.
- Es un estado de excepción... ¡Creo que ha llegado el momento de abrir la zona de catástrofes!
- Parece que no hay alternativa. Pero no nos quedan respiradores, bombas ni sábanas de abajo. Por no hablar de los doscientos profesionales de baja por cagalera...
- Bueno, pues dale de alta a todo el que sea capaz de andar y a consulta rápida.
- Vale, jefe, pero la más rápida va por abril...



Y así fue como confirmé una teoría ecológica que estoy a punto de publicar: la TMI* del sevillano medio es 8 grados.


Gripe 1: Sevilla 0.5 (algo hemos hecho...)



*TMI: temperatura máxima inhibitoria.




Foto: desierto de sal en el tórrido febrero argentino.







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jueves, 13 de enero de 2011

Una historia real

El Hospital está poblado de personajes. M., un compañero médico ya maduro, era un adicto al merchandising.

Me comenta desolado que hace dos semanas se presentó en su casa un visitador de la casa farmacéutica X. Le traía un regalo: un fax de diseño ultramoderno. Requería instalación y por eso venía en sábado. Cortesía de nuestra firma, Dr. M. G.

Cuál no sería el pasmo de M. al descubrir que lo único que imprime su fax es publicidad de X. Además, trabaja al ritmo de un flyer cada diez minutos, sin compasión, emitiendo estridentes pitidos cada vez que se terminan los folios, con caída de la línea del teléfono cada vez que desconecta el fax.

Sus hijas están cansadas de hacer papiroflexia. La mujer de M. las ha llevado a casa de su madre en espera de evolución.

¿Para qué querría yo un fax -se lamenta ahora que ya es tarde M.,- en plena era del iPhone?




Moraleja:

Ya te lo decía tu madre: no aceptes regalos de desconocidos, que siempre buscan algo a cambio.





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viernes, 7 de enero de 2011

Demasiado Disney


Se acabó la Navidad.

En la puerta de mi casa se dejó este abeto desarraigado y sin angelitos de madera ni luces de colores ya.

La estampa es tristísima... Además, hace frío y ha llovido. Son las peores circunstancias para un árbol habituado al calor de los salones sevillanos.

Pero tranquilos: estoy segura de que aparecerá un reno de Santa Claus y se lo llevará al país de los juguetes donde siempre es Navidad.





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